28 de febrero de 2011

"Trains"

Nada menos que un mes sin actualizar!!! Waaaaaaagh!!!! Pido disculpas, queridos seguidores -.-´´. Ha sido un mes de numerosos cambios y quehaceres que han exigido el uso de todas y cada una de mis neuronas. Prometo reactualizar en breve. Mientras os dejo con este relato autobiográfico y con "Trains" de Porcupine Tree, cuyos acordes lo han hecho "narrable" :P.

"Nada más poner el pie en la calle, el repicar de las campanas y el piar de las aves inundan mis oídos. Me ciega por un instante el resplandor solar y sólo entonces me percato de la hermosura del día presente: levanto la vista y esbozo una sonrisa al comprobar que son escasas las nubes que decoloran el cerúleo firmamento. Los rayos bañan mi piel, produciéndome una placentera sensación. Me pongo las gafas de sol y mis piernas comienzan automáticamente el camino . Camino archiconocido, a la vez mil veces evocado y a la vez mil veces maldito.
Mientras ando, estudio mi reflejo en los cristales de los escaparates que encuentro a lo largo del trayecto. Para la ocasión visto unos vaqueros, una camisa y unas botas recientes, nuevas todas las prendas. No lo he hecho intencionadamente, y considero la opción de que quizás el atuendo ha sido seleccionado por mi propio subsconsciente, en un afán por hacerme ver cuánto tiempo ha transcurrido desde la última vez. Qué idiotez: como si tuviera que estrenar ropa para ser consciente de ello.

Me observo en el cuarto o quinto espejo y de pronto me encuentro cambiado, curtido, distinto. Es una sensación extraña para alguien que ha dedicado durante dieciocho años tanto tiempo a tratar de conocerse por dentro y por fuera a partes iguales.

Conforme callejeo, evitando al resto de los atareados paseantes, dedico mis esfuerzos a ordenar los múltiples y confusos sentimientos que compiten en mi interior por tomar el control de mi ser. Por experiencia propia sé que en la vida trazar un plan al milímetro rara vez es efectivo, pero pienso detenidamente en las alternativas, en las acciones y en sus consecuencias.

Una gentil brisa despeja mi mente. Pensar es importante, prever también... Pero cuando uno pasa la vida meditando en sustitución de aprovechando el tiempo del que dispone, se siente como un cascarón vacío. Trato de mantener la sangre fría: No tengo ni idea de qué va a pasar, sinceramente. No sé como reaccionaré: por una vez, dejo el asunto en manos del instinto y no del cerebro.


Llego al punto de encuentro. Durante el recorrido, recuerdos, vivencias, diálogos, canciones y escenas se han sucedido por mi memoria. Pero todo forma ahora parte de un pasado a ratos cercano y a ratos distante, por lo que trato de liberarme de toda sensación o pensamiento que pueda alterar mi juicio y mi comportamiento.

He llegado un par de minutos antes de tiempo (la puntualidad si que es algo que parezco destinado a mantener por muchos años) por lo que me siento en el banco de piedra y trato de relajarme.
Pronto soy blanco de un gitanillo que me pide unos céntimos que le faltan para coger el póximo tren. Encogiendo los hombros, le respondo que no llevo suelto, que solo estoy esperando a alguien. Pronto el objetivo cambia y esta vez son unos guiris las víctimas del sablazo. Asisto a la escena con una pizca de interés hasta que de pronto me interrumpe la señal acústica. Es la hora.

Sé que esto puede ser un gran error y que la etiqueta de reincidente estúpido ya no me la quita nadie pero no estoy pensando en este momento en riesgos, ganancias y pérdidas. Probablemente debería estar haciéndolo... Pero no lo estoy haciendo. Soy demasiado joven como para no vivir las cosas como sea que tengan que ser. Sufrir y disfrutar son las dos caras de la misma moneda y el tiempo me está enseñando a asumir que estos dos resultados son los que determinan la vida... y que cuanto antes lo aceptes, mejor que mejor.

Nuevamente se mezclan los sentimientos, se repelen se subyugan y se anteponen en un caos sólo antes visto en el denominado "Big Bang". Tengo motivos de sobra para odiar y para amar, para reír y para llorar. Veamos en qué queda la cosa, aunque ahora mismo el resultado no es lo que más me preocupa: Me basta con vivirlo, sea para bien o para mal.
Sólo cuando la diviso, me doy cuenta de que todo es lo mismo pero claramente distinto. Que es diferente pero igual que siempre.
Como la vida, supongo."


"Tal vez no sepas que es un sueño...

pero si conocieras el corazón

de la sangre de tu sangre...

Las flores llorarían, y los pájaros con ellas"