27 de febrero de 2012

"A Dramatic Tour of Events 24/02/12: The Spirit Carries On"

Queridos lectores, estoy de vuelta. Después del que ha sido uno de mis relatos más prolíficos (El Lotófago) escrito allá por finales de Agosto del pasado año, estoy de vuelta. Muchos pensaréis que tengo el blog abandonado o, peor aún, olvidado, pero nada más distante de la realidad: Llevo trabajando en una entrada durante demasiado tiempo y prometo finalizarla en breve de una vez por todas. Os pido paciencia, porque no me está resultando nada fácil. -,-´´ 
La entrada de hoy no es un relato, es una experiencia personal reciente que se merece como mínimo la entrada pertinente. Sabéis que no soy muy dado a los relatos de mi "yo real", pero el de hoy es una de esas pocas excepciones. Aclarado esto, avisados estáis.

Leed la entrada con este magnífico video de fondo :)

http://www.youtube.com/watch?v=ggUcgwXG7XQ&feature=plcp&context=C3a9b1d3UDOEgsToPDskILPwt06fGWbotTW5V5kMJy


Todos, sin excepción, tenemos algo en la vida que nos apasiona, que nos llena, que nos vivifica como nada más puede hacerlo. Para mí, ese "algo" es la música. Del mismo modo, todos, sin excepción, tenemos a alguien en la vida que nos inspira, que nos marca y hacia quien manifestamos una admiración cercana el fanatismo. Para mí, ese "alguien" es Dream Theater.


Resulta que tengo la suerte de contar con un hermano y una hermana que estas pasadas navidades me hicieron uno de los mejores regalos que se me pueden hacer: una entrada para el concierto de Dream Theater en Barcelona el día 24 de Febrero de 2012. Sí, ya sé que ese día ya ha pasado, como para olvidarlo... El relato de hoy es ni más, ni menos que la crónica de ese día. 


Tras llegar en aerodeslizador (también llamado avión por el resto de mortales) a nuestro destino, los tres hermanos aprovechamos para hacer un poco de turismo por Barcelona por eso de sentirnos un poco guiris y esas cosas y rápidamente dimos con el recinto del concierto (un poco empeñado, todo sea dicho). Mención especial a la labor de mi hermana como guía y "líder de la manada" durante todo el viaje, la verdad. Ni César Millán lo hubiera hecho mejor. 


Como somos chicos previsores, fuimos con tiempo de sobra y no nos demoramos en formar parte de la cola de fans que se apostaban al otro lado de la verja del Sant Jordi Club de Barcelona, expectantes porque diese comienzo el espectáculo. En el proceso de la larga espera, muchos fueron nuestros enemigos: Una pareja de italianos que intentaron sin éxito colarse, un frío digno de la teta de una bruja, la sed, el hambre... Gracias mamá por los bocatas xDDD. 
Igualmente, no todo fue malo en la cola: Vimos llegar a Jordan Rudess (teclista y mago de la banda) en taxi al recinto y fue aclamado por una tímida ovación de los fans. Qué majo es el jodío. También tuvimos el placer de escuchar desde fuera un par de extractos de los temas que tocarían horas más tarde. La verdad es que hicieron la espera más llevadera.


A las 20:00 abrieron las puertas y la avalancha de fans avanzó hasta los revisores de entradas y más de uno de los más rezagados nos reímos de las carreras que pegaban los primeros afortunados para coger un buen sitio. El interior de la sala disipó muchos de nuestros miedos: era espaciosa y mejor de lo esperado y además... Tenía gradas. Corrimos como posesos hasta las escaleras de las gradas donde uno de los seguratas  dirimía con los fans que habían comprado entradas de grada. Entre ellos nos encontrábamos nosotros. Tras quejarnos en plan "pos vaya una chufa..." nos abrieron el paso y nos hicimos con tres geniales asientos en la primera fila de la grada frontal. Decir que hemos visto a Dream Theater 2 veces y ambas sentados en tan buenas posiciones, mientras bebemos cerveza y comemos Pringles suena a leyenda. Leyenda verídica en nuestro caso.


No sé si fue la acertada música de fondo que sonaba, el ambiente, el calorcito de la sala o la emoción de haber conseguido acceder a las gradas, pero el tiempo de espera se me pasó volando: las luces comenzaban a apagarse y Periphery, los teloneros de la gira europea, ya se ceñían sus instrumentos.


Periphery tocó de infarto. Literalmente. Sentía que me estaba dando un ataque al corazón con ese insoportable ruido al que llaman SU MÚSICA. Insufrible, de verdad. Supongo que era la pobreza de su equipo sonoro porque había tres guitarristas y solo se identificaba la melodía (¿puedo llamar a eso melodía?) de una de ellas. El cantante era soberbio... Cuando no gritaba como si le estuvieran haciendo la circuncisión sin anestesia. Una voz preciosa en las partes más suaves  y una voz jodidamente horrible en esos guturales tan cutres. Para guturales buenos ya tenemos a Mikael Akerfeldt, gracias. Solo podía mirar sin sangrar por los oídos al batería: un auténtico monstruo en su instrumento. Un genio al que le recomiendo su dimisión de Periphery para que dé rienda suelta a su talento en un grupo de verdad. De verdad, creo que no hay palabras suficientes para expresar CUÁNTO me decepcionó Periphery. Con deciros que llegó un momento en el que temí que el problema fuese de la acústica de la sala... Gracias a Dios, me equivocaba. Eso sí, me descojoné un huevo con los caretos que mis hermanos y yo poníamos ante el panorama. 


Al menos fueron majos, y cuando terminaron (no sé cuánto tocaron, pero se me hizo eterno) nos dejaron casi inmediatamente con Dream Theater. Cuando el telón de Periphery fue retirado y reconocí ese prodigio técnico que es la batería de Mike Mangini (el nuevo batería de Dream Theater para los que no estén tan bien informados) y vislumbré las pantallas cúbicas, el corazón me dio un vuelco: Iba a volver a verlos en directo. A Dream Theater.


Y con ese pensamiento, en ese preciso instante, el Sant Jordi Club pasó a convertirse en el Teatro de los Sueños.


"Dream is Collapsing" del compositor Hans Zimmer acompañaba la simpática y molona secuencia introductoria al más puro estilo anime en la que podíamos ver a cada miembro de la banda como su alter ego, a saber: un genio, un mago, un ninja, el dios del relámpago y un capitán pirata. Los fans acérrimos bien sabemos el porqué de estas identidades ;)


A continuación sonaba el comienzo de "Bridges in the Sky" el tema estandarte del nuevo álbum. El efecto de la iluminación fue simplemente perfecto y las pantallas mostraban al equilibrista que protagoniza la portada del disco. Los gritos del chamán retumbaron con fuerza y los fans los emulamos lo mejor que pudimos y de pronto... Ese poderoso riff introductorio del Señor Petrucci que hace que de pronto tu nivel de adrenalina se dispare hasta el cielo estalló. Qué puedo decir... Sonaba idéntico al álbum. Mentira, mejor. Fue un temazo, la tocaron genial, sin excepción: el bajo sonaba a rabiar, la batería marcaba el ritmo a la perfección, la atmósfera del teclado y la agresividad de la guitarra... Cuando James Labrie, el vocalista del grupo, comenzó con su labor, supe que iba a ser su día. Y lo fue. Joder que si lo fue. Y ese estribillo tan motivante, Dios. Pronto llegó la tan esperada sección instrumental, que fue un auténtico deleite. El solo de Petrucci y de Rudess estuvieron más que a la altura. Lo estaba viviendo, no sé si me entendéis... La ovación fue genial. Mención aparte el tío de la muleta en el mogollón de fans XDDDDDDDDDDDDDDD


El intro baterístico anunciaba el inicio de "6:00", el único "pero" del setlist... No obstante la tocaron GENIAL. Sorprendentemente genial, teniendo en cuenta que es una de las canciones que menos me gustan de toda la discografía del grupo y con diferencia. Me sorprendió bastante, pero poco más que decir al respecto.


Tras un poco de interacción con el público por parte de Labrie al cuál se el vió mucho más seguro de sí mismo durante todo el show, era el turno de "Build Me Up, Break Me Down", canción que vino genial para motivar al público. Reconozco que es muy comercial, pero ganó mucho en concierto. Sin ser una locura, la disfruté mucho.


"Surrounded" fue de otro mundo. Así de simple. Rudess tocó el inicio con una elegancia, con una delicadeza... Y Labrie se salía imprimiendo su voz de una emoción sobrecogedora. Definitivamente preciosa. Preciosa hasta que se suman el resto de instrumentos, que es cuando el tema gana un tinte más rockero y épico, sazonado con una letra que me toca la fibra sensible. Fue para mí, una de las grandes de la noche. Inesperadamente fantástica. Y ese cierre... Musicalmente idéntico y al mismo tiempo líricamente opuesto al del intro... Sublime.


No lo negaré: reconocer las tres primeras notas de "The Dark Eternal Night" fue un palo inmenso. Me esperaba "The Root of All Evil" (tema que ANSIABA ver en directo) y saber que me lo iba a perder me hizo un poco polvo durante el primer minuto, justo coincidiendo con el solo de batería, cuando todos tuvimos que alabar a Mangini por su impresionante habilidad. Y a partir de ahí, dejé de pensar para vivir la canción. "The Dark Eternal Night" es una canción muy oscura, con voces agresivas (ojo, no confundir con el infierno vocal de Periphery), y riffs muy pesados. Mira que no es de mis temas favoritos de Dream Theater pero fue... ÉPICA. ÉPICA. No he hecho más headbanging en toda mi vida. La parte instrumental fue interpretada al milímetro, con una precisión y potencia increíbles. El contraste de la agresividad de los riffs con el solo a lo pianola de Rudess fue progresivo en estado puro. Headbanging y más headbanging, así hasta el vertiginoso solo de Petrucci, realizado por la obra y gracia de esos dedos que viajan a la velocidad del rayo (¿Ya entendéis lo de dios del relámpago..?) y cuando creíamos que había pasado el clímax de la canción... Solo extendido por el keytar de Rudess. Realmente uno de los momentos más memorables de toda la noche. 


James Labrie nos dijo que era la hora de Mangini, de su solo y todos recibimos la noticia con un aplauso unánime. El solo empezó francamente genial y muchas de las estructuras ya me eran más que familiares. De pronto el solo fue decreciendo en calidad, volviéndose a mi parecer monótono y superficial llegados a cierto punto. Afortunadamente, esto duró poco y Mangini comenzó a tocar "de verdad" la batería, como sólo él y unos pocos genios pueden. En mitad del solo, en una orgía de técnica y virtuosismo cometió un error, notable para un batería novato como yo e imperceptible para el resto de mortales, como más tarde pude confirmar y nos dijo al público desde la cámara que le enfocaba, retransmitida por una de las pantallas cúbicas que "íbamos a cortarle la cabeza para su error". Señores, MENOS MAL que cometió ese error. Como si quisiese enmendarse, alargó su solo a cerca de los 10 minutos y realizó unas proezas que, lo digo de verdad: no son humanas. Llegó un momento que creí que alguien le había dado a cámara rápida para hacer la coña. Que no, que no... Que estaba tocando a esa velocidad. A ESA JODIDA VELOCIDAD. FLIPANTE. INHUMANO. MANGINI.


Se enlazó el solo con "A fortune in Lies" una canción dinámica, en la que cada instrumento tiene su momento de gloria, en especial Petrucci, que clavó ese solo plagado de tapping que no hay vez que lo escuche sin volverme loco. Francamente, me la esperaba más pasable, más llevadera. Estuvo impresionante, pero controlé mi emoción: la siguiente era la prueba de fuego y la que determinaría cuán memorable iba a ser la noche.


"Outcry" es una de esas piezas que sabes que es lo que diferencia a Dream Theater del resto de grandes grupos musicales de la humanidad. El porqué es simple: riffs épicos y solemnes, una letra que da gusto cantar por los ideales que expresa y una parte instrumental que al escucharla la primera vez piensas "¿Qué fumada acabo de escuchar?". La segunda vez que la escuchas es algo así como "A ver, está muy guapo, pero no hay manera de memorizar esta locura..." La tercera vez se convierte en la cuarta, la cuarta en la quinta y así sucesivamente, porque de pronto entiendes que estás ante algo que separa el Cielo del Infierno. Entiendes que esas construcciones rayantes, mezcladas entre sí al parecer por puro azar, son las piezas de un rompecabezas que en suma es perfecto. En otras palabras, estoy definiendo la esencia del progresivo, mi género musical favorito, pero me ceñiré al concierto que es lo que nos ocupa intentando que no se me caiga la baba definiendo cómo tocaron "Outcry". Fue magistral, una loa a lo que un hombre pueden hacer si domina su instrumento hasta un nivel insuperable. El outro, interpretado con tanta fidelidad como el resto de la composición puso sin duda el broche de oro al tema. Inmejorable. Huelga decir que el concierto se me estaba pasando volado  TT_TT


El set acústico estuvo formado por "Wait for Sleep" y "Far from Heaven". En tanto al primero... ¿Qué puedo decir? Es uno de los símbolos de Dream Theater, un emblema: un tema corto pero muy querido por los fans y no sin razón. Cuando empecé a escuchar el inicio de "Far from Heaven" recordé cierta promesa y llamé a una buena amiga para compartir con ella ese regalo de los dioses que es "Far from Heaven". Fue un set acústico brillante y muy acertado. Rudess, Labrie y Myung interpretaron las baladas con una maestría emocional que me conmovió más de lo que esperaba. Preciosas ambas.


Nunca pensé que diría esto pero "On the Backs of Angels" fue otra de las grandes de la noche. El público estuvo muy entregado con el tema nominado a los Grammys y la verdad es que no me extrañó para nada. Aún a riesgo de sonar repetitivo, fue tocada a la perfección... ¡Pero es que así es Dream Theater en directo! Concretamente esta canción tiene la ventaja de tener un estribillo muy pegadizo sin ser una canción especialmente comercial, lo que supone a nivel compositivo más de un "chapeu" por mi parte. El solo de Petrucci, que suele pasárseme muy desapercibido en este tema, captó toda mi atención, así como la parte "Liquid Tension Experiment" que precede a la sección final de estribillos de la canción. Matrícula.


"War Inside my Head" y "The Test that Stumped them All" fueron probablemente las piezas más cañeras de toda la noche por esa velocidad de ejecución, por esas letras agresivas y enérgicas y por esa tormenta de solos al unísono de teclado y guitarra que da final a "The Test that Stumped them All" que es uno de mis favoritos. Personalmente, habría elegido otra combinación de temas del "Six Degrees of Inner Turbulence" pero bue, ese disco es tan bueno que no puedo ni quejarme.


Pero agárrense, porque la esencia de la noche estuvo aquí. Ese familiar tono de teclado anunciaba la llegada del tema que más esperaba de la noche: "The Spirit Carries On". Para sorpresa de todos, Petrucci comenzó un improvisado solo lleno de algunas estructuras y pasajes realmente audaces y cargados de sentimiento... Todo sea dicho, en mi opinión, el solo pecó un poco de extendido y no fue tan brillante como el de, por ejemplo, "SCORE". Sin embargo, fue un regalo con el que no contaba y a mí particularmente me encantó.
James Labrie nos pidió directamente que pusiéramos todo nuestro corazón cantando este tema, que es sin duda la balada por excelencia de Dream Theater y ya lo creo que lo hice: Estuve casi toda la canción llorando a mares. Es una de esas canciones que sabes que es especial. Que lo dice todo en 10 minutos. Que te define. Que te hace llorar y al mismo tiempo, consuela el dolor que ha provocado esas lágrimas. Fue PERFECTA. Necesitaba que el solo de Petrucci fuese idéntico, como tenía que ser, y me alivia decir que lo fue. Fue el solo de la noche, la canción de la noche, las lágrimas de la noche. Fue mejor de lo que nunca hubiese imaginado. La gente se entregó al máximo y los zippos brillaban como velas en el mar de fans. Y mientras cantaba, yo lloraba como un niño. No hay palabras para definir el "The Spirit Carries On" que inundó Barcelona ese 24/02/12...


Llegaba con una fuerza arrasadora el segundo tema que más esperaba de la noche: "Breaking All Illusions", un tema que es una obra maestra. Fue tocada a la perfección y todos seguimos la canción sin un momento de descanso. Me encantó el detallazo de mostrar en las pantallas a los fans del concierto. La parte instrumental fue una gozada: dinámica, emocionante, de grandes contrastes. Lo único que me jodió un poquito fue el solo inventado e improvisado de Petrucci: ¡Cambió el solo! ¡Pero si el de esta canción es perfecto ya de por sí! ¿POR QUÉ LO CAMBIAS? Pero bueno, por lo demás la canción fue de sobresaliente no, de matrícula. Headbanging de la polla y esa letra tan mágica. Fue fantástico =D


Y llegó el bis: "As I Am". Al principio dije que prefería "Pull Me Under" pero al final de la noche, haciendo balance,  me alegré de que nos tocara "As I Am". Hubiese escogido otra canción clásica para cerrar la noche, porque creo que no tiene el cuerpo que un bis de Dream Theater debe tener y veo que su letra y temática son demasiado oscuros para ese propósito. Con todo, redondo el bis: el público coreó el estribillo con una energía que acojonaba xDD Me jode porque el solo de esta canción es una auténtica bestialidad y Petrucci cometió algunos fallos no diré garrafales, pero sí perceptibles, pero bueno, ya sabéis lo que se dice: Quejarse es gratis y a mí a crítico, no hay quien me gane.


Noche inolvidable en resúmen. Orgásmico. Insuperable. No hay gracias suficientes que pueda darle a mis dos hermanos favoritos por haberme hecho el mejor regalo que me podían hacer: Acompañarme al concierto de mi grupo favorito no 1, sino 2 veces ya. Y ya conocéis el dicho: No hay 2 sin 3 ê.ê


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Os quería dejar en el Ipod varios videos bastante buenos de algunos de los mejores momentos de la noche pero, desgraciadamente, no sé por qué no se reproducen en el Ipod, mas no os preocupéis: Se encuentran en Youtube. ¡Que los disfrutéis la millonésima parte de lo que yo he disfrutado el concierto en directo! MWAJAJAJAJAJ!! XDDDDDD










En un río,


Tropieza una voz...


En lo alto de una roca.