La torre que con tanto ahínco y esperanzas estabas levantando se ha venido abajo sobre tí. No temas, no es el fin. Solo el fin de la torre, y si se ha derrumbado, por algo será. Quizás es que no era una torre lo suficientemente buena...
Fortalécete. No es ni mucho menos la primera vez que experimentas este dolor, esta impotencia. Demuestra lo que vales: ignora las dolorosas heridas y manos a la obra. No hay tiempo que perder.
Comienza a definirla, poco a poco, meticulosamente. Céntrate en la silueta: debe ser recia, que parezca que pueda soportar cualquier fuerza que la azote.
Escoge los materiales: resistentes, duraderos y de confianza. No es difícil, los cimientos tienen que ser, simple y llanamente, aquellos que siempre han estado ahí. Aquellos que te han animado y distraído en tiempos peores y cuya efectividad sea verdadera. Más fácil aún, selecciona aquellos que nunca te han fallado.
Ahora probablemente pienses que, en el estado en el que te encuentras, realizar una obra como ésta es una tarea titánica, que escapa a tu control. Es en estos momentos en los que más que nunca debes confiar en ti mismo y en tu capacidad. De hecho, diseño y edificación de esta arquitectura te corresponden a tí y solamente a ti. Nos desfallezcas, pues eso implicaría que se te desplomase encima una vez más, de forma definitiva. Confía ciegamente en tí mismo y sigue adelante, siempre adelante y no mires atrás.
Tienes el diseño, los materiales idóneos y otra cosa más: el espíritu. Mientras estos tres elementos den la talla, nada más importa.
Cuentas también con otra ventaja: la experiencia. No es la primera vez que topas con este problema, con este revés del destino. Ni tampoco es la primera vez que tratas de sobrevivir a sus efectos. La experiencia es una sabia consejera que rara vez hay que silenciar. Que hable: siempre tiene algo interesante que aportar.
Lo que viene a continuación es la parte más sufrida y difícil de todas: edificar y soportar. Ya te aviso que en esta fase del proceso se te van a venir a la cabeza todo lo referente a la torre: desde la ilusión con la que le diste forma, pasando por el momento en el que la finalizaste y acabando en el momento de su desplome. Lamenta el tiempo y esfuerzo empleados en vano y llora el colapso todo lo que haga falta, pues es parte de la historia de la torre y de tu propia historia como arquitecto. De hecho, si lloras es porque mereció la pena levantarla con la sola ayuda de tus manos y de tu fuerza de voluntad. Sé fuerte, y resiste.
Está lista. Construida alrededor de tí, tienes tu mejor obra. Es sencilla y al mismo tiempo compleja. No es elevada y hermosa como lo era tu torre, pero cumple con su función: has edificado una barrera, un escudo, una fortaleza que te protege de todo. Comprueba su dureza: si sus paredes son lo suficientemente resistentes, el trabajo habrá merecido la pena. Ahora estás más a salvo que nunca.
Este cascarón es tu nueva torre, y es en él en el que debes depositar todos tus esfuerzos e ilusiones. Básate en él. Olvida la torre. La torre sólo te ata a recuerdos dolorosos, recuerdos que ojalá estuviesen tan enterrados como sus escombros. En el caparazón estás seguro. Libre del dolor que el resto del mundo pueda ocasionarte. Eres libre en tu propia prisión... ¿Salir? No puedes salir de la fortaleza. Para eso fue concebida por ti mismo: para estar aislado. Si nadie te hiere, no sufrirás. Es sin duda alguna, la arquitectura suprema. Ningún sentimiento penetra sus paredes, ninguna mentira llega a tus oídos. Eres invulnerable en tu inexpugnable cubil... ¿Y aun así quieres salir? ¿Para qué? ¿Para crear torres que acabarán por sepultarte? ¿Para volver a sentir el demoledor fracaso? ¿La sensación de perderlo todo en un parpadeo? ¿El dolor de volver a comenzar de cero? ¿No te das cuenta de que tu escudo va más allá? Eres aún más patético de lo que imaginaba... No puedes salir. Es indestructible, es lo que deseabas: algo que te guardase del amargo dolor por toda la eternidad. Aquí los sentimientos y las sensaciones carecen de sentido. No existe la felicidad, pero tampoco la infelicidad. Puedes estar orgulloso... Es una obra genial en todos sus ámbitos. Perfecta. Mi más sincera enhorabuena...
Ahora espero que te pudras en tu solitario caparazón por el resto de tus días rememorando tu amada torre, estúpido arquitecto."
"Aparte de seres amados,
también seres odiados
habitan dentro del corazón"
Tío, tus textos no sólo son hermosos, sino que hacen pensar.
ResponderEliminar¡Gracias a Júpiter que puedo volver a comentártelos!
¡bRABO!
Me alegro de que "Solitary Shell" haya gustado n.n. La verdad es k es un poco raro que los relatos que menos me convencen a mí mismo sean casi siempre los que más gustan! XD
ResponderEliminarEn breve me gustaría actualizar...!
Gracias por leer!
Como siempre, impresionante. Ya estamos esperando impacientes el siguiente. ¡Enhorabuena!
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