29 de enero de 2011

"A Nightmare to Remember"


A ver si gusta! :) Una vez +, la música acompaña al texto:


"A Nightmare to Remember"

"Despierto sobresaltado por la misma pesadilla de siempre. Me paso la mano por la sien empapada de sudor, aliviado de que el sueño de esta noche haya acabado. Pero... ¿Está bien así? ¿Acaso no sé que en cuanto vuelva a dormirme volveré a soñar con esa misma pesadilla? Estoy desesperado, creo que voy a volverme loco... Si no lo estoy ya. Dios mío... ¿Por qué demonios tengo que tener esa misma pesadilla todas las noches desde hace ya tres años? ¿Qué coño he hecho yo para merecer esto...?

Dejo mi cuarto y me dirijo al baño ansiosamente. Al mirarme en el espejo me invade el asco y la repulsión: tengo el cabello graso, la barba y el bigote descuidados, los dientes amarillentos, y la mirada ida, cercada por violáceas ojeras. Y toda la culpa es de ese jodido sueño, que está alterando mi modo de vida y peor aún... mi salud mental. Contemplo al borde de un ataque de nervios como no puedo siquiera controlar la convulsión que sufren todas las extremidades de mi cuerpo al sentir la onírica experiencia tan vívida y real.

Tanteo con los dedos el armario rectangular que hay adosado al espejo y al abrirlo con fuerza desmesurada, todo su contenido cae al suelo con estruendoso resultado. Profiero un "joder" con toda la fuerza que me permiten los pulmones y sin demora acudo a buscar entre los objetos caídos el bote de pastillas, que ahora no es sino un amasijo de cristales fragmentados. Entre malición y maldición, voy recogiendo las píldoras color salmón y me las voy tragando una a una, teniendo cuidado de no atragantarme en el proceso.

Regreso a mi cuarto y me dejo caer sobre el mullido colchón. Todas las noches, desde hace tres años, sueño lo siguiente: dentro del tercer cajón de mi cómoda encuentro una pistola. A continuacíón me visto y cojo el coche en dirección Calle Fritza, número 28. Una vez allí, consigo que una anciana residente me deje pasar al interior del portal y cojo el ascensor hasta el piso sexto, donde tras llamar al timbre del "B", me abre una mujer morena y yo la mato de un disparo en la cabeza. El sueño siempre concluye ahí y lleva repitiéndose idénticamente durante tres interminables años. Pero lo peor no es sólo que se repita sin cuartel desde ya hace tanto tiempo... Lo peor es el realismo: todo lo que veo, oigo, toco, huelo, incluso la saliva que trago en el sueño es real, demasiado real... Y la sensación de matar a la misma pobre mujer todas las noches aunque sea en sueños me está volviendo loco... Acudí al Doctor Schelmann, quien me recetó las pastillas para calmar la ansiedad pero no sirven de nada. "Déle tiempo: es obvio que usted está atravesando un grave conflicto personal..." ¿¡Que le de tiempo!? Llevo tres años así, ¡como se nota que él duerme de maravilla! Estoy harto de ese gilipollas y de sus estúpidas pastillas: Que le follen.

Estoy al borde de la locura... No sé qué hacer para acabar con esta pesadilla que no deja de perseguirme... Hace ya un tiempo que me he prohibido abrir el tercer cajón por miedo a que realmente tenga esa pistola. Pero ¿por qué iba yo a tener una pistola? Es ridículo...

Conforme voy meditando esto, no puedo dejar de mirar hacia el cajón. Su ignoto contenido parece atraer toda mi abstracción con un poder inusitado. Una parte de mí desea saber qué hay en el cajón... Sólo para despejar mis miedos. Pero al mismo tiempo un miedo distinto me atenaza: ¿Y si ciertamente hay una pistola en mi cajón...?
El temor es grande, pero mayor es la desesperación: de un salto, me planto frente al tercer cajón de la mesilla de noche y lo abro tirando muy despacio de la agarradera:







Cuando la pistola aparece ante mis ojos, éstos casi se salen de sus órbitas. Tomo el arma entre mis manos y siento el peso de la muerte. Leo "Beretta" en uno de los laterales del cañón y me doy cuenta de que es real. Por un segundo siento náuseas, al recordar como en mi sueño se esparcían los sesos y la sangre de la mujer. Reprimo una segunda arcada y comienzo a pensar en consecuencia del hallazgo.

Tras una hora debatiendo conmigo mismo, llego a la conclusión de que para romper el ciclo de la pesadilla, tengo que revivir el sueño en la vida real. En otras palabras, si convierto la pesadilla en la realidad, seré libre del yugo onírico de la pesadilla. Satisfecho con la fuerza de mi autoconvencimiento, comienzo a vestirme, me afeito y me lavo el pelo; casi parece que el sólo haber dado con la supuesta solución al problema, supone una mejoría en mi propio estado.
Acudo con paso ligero al garaje y monto en el coche, en dirección Calle Fritza.

He experimentado tantísimas veces la misma pesadilla que hasta he memorizado el tráfico y número de semáforos en rojo que me encontraré durante el trayecto. Resulta increíble, pero la predicción del sueño se cumple con milimétrica exactitud. Algo en mi interior me insta a poner la radio (igual que en el sueño) y mientras el locutor habla no puedo dejar de pensar que incluso mis propios actos parecen estar orquestados. En ese momento me doy cuenta de que voy a matar a una persona. Soy plenamente consciente de que es un crimen y de que es un hecho horrible... Pero tengo que ponerle fin a esta pesadilla para siempre me cueste lo que me cueste. Además, conozco los hechos a la perfección: no me va a pasar nada y si lo consigo recuperaré la paz mental y el descanso que me merezco. Matar a una persona... por mi propio bien. No hay vuelta atrás, no hay vuelta atrás, debo hacerlo...
Cuando me quiero dar cuenta, en mitad de la reflexión, ya he llegado a la Calle Fritza. Encuentro aparcamiento justo donde en mi sueño: tras un coche rojo cuya matrícula sé de memoria incluso antes de verla en la realidad.
Bajo del coche, cierro la puerta y me planto frente al número 28. A medida que voy llegando, una anciana comienza a salir del portal, llevando consigo un caniche ya de sobra conocido por mí, el cual en cuanto me vea, me ladrará un total de tres veces. Ni un ladrido más ni un ladrido menos.
En cuanto la anciana sale, le doy los buenos días con mi mejor sonrisa y le sostengo la puerta en ademán caballeroso.
El animal procede con su estridente saludo: tal y como esperaba.
-Muchísimas gracias, joven...
-No hay de que, señora. Que tenga un buen día.-Las palabras han salido instantáneamente de mis labios sin siquiera tener que  planteármelas.
En cuanto tengo oportunidad, me escurro en el interior del edificio y llamo al ascensor.
Una vez dentro, presiono la tecla del 6 y compruebo el cargador de  la pistola, del mismo modo que lo he hecho todas las veces anteriores en la pesadilla. Sin embargo, algo no es igual que en el sueño: hay dos balas en el cargador, cuando debería haber sólo una. ¿Por qué hay una bala de más...? Las hojas del ascensor se separan sonoramente, interrumpiéndome al llegar a mi destino.
 Abro la puerta y oculto el arma tras de mí. Me planto frente a la puerta "B". Inspiro y expiro hondamente para a continuación pulsar el timbre.
La puerta cruje y mi víctima destinada aparece bajo el dintel. Sonrío amargamente: No quiero hacer esto, pero tengo que acabar con esta locura.
Presiono el disparador y trato de alejar los ojos de la horripilante escena, pero mis ojos no se mueven, obligándome a contemplar el macabro asesinato.
El cuerpo sin vida cae hacia atrás. Lo he conseguido. He roto el ciclo. Debo volver rápido a casa antes de que...

Me alerta el sonido del ascensor al llegar al sexto piso. Al volverme hacia el rellano, una niña me observa con la expresión de mayor dolor que he visto jamás, ya sea en sueño o en realidad. La estudio con detenimiento, y a medida que comparo su gran parentesco con el de mi víctima destinada, entiendo que son madre e hija. Sin remisión mis ojos comienzan a empañarse y a derramar lágrimas de puro arrepentimiento. No tenía que pasar así: NO ASÍ. Abatido ante el revés que me presenta el cruel destino caigo de rodillas . Ella permanece de pie, pálida, contemplando el cuerpo inmóvil de su querida madre. Se abraza a sí misma temblorosa, pero ningún sonido escapa de su garganta.
-Lo siento... Lo siento muchísimo... Yo... No quería... Lo siento...
Agarro el arma y me encañono la mandíbula sin poder soportar más la pesadilla hecha realidad. 

Qué estúpido... La bala de más en el cargador no sobraba: estaba reservada para mí.

 


Despierto sobresaltado por la misma pesadilla de siempre. Me paso la mano por la sien empapada de sudor, aliviado de que el sueño de esta noche haya acabado. Pero... ¿Está bien así? ¿Acaso no sé que en cuanto vuelva a dormirme volveré a soñar con esa misma pesadilla? Estoy desesperado, creo que voy a volverme loco... Si no lo estoy ya. Dios mío... ¿Por qué demonios tengo que tener esa misma pesadilla todas las noches desde hace ya cuatro años? ¿Qué coño he hecho yo para merecer esto...?"

"Partitura de Sueños"


"Sólo la flor, que nada sabe,

 observa esa herida.

 Únicamente hay una flor:

 Nada más que una flor"

22 de enero de 2011

"Windowpane"

Lamento no haber renovado durante estas casi 2 semanas, prometo esforzarme en la elaboración de la entrada de hoy. Además, algo me dice que la música recién adjuntada al blog (lo suyo me ha costado -.-) me servirá de inspiración. Vamos a ello:

A través de la ventana

"...Había pérdido la noción del tiempo por completo hasta el punto de resultarle imposible determinar cuánto tiempo llevaba asomado al panel de cristal, embelesado por el mundo exterior. Fuera de su triste y oscuro cubil, las gentes transitaban la ciudad, atendiendo a sus propios quehaceres y compromisos. Los había nerviosos y apresurados que no se despegaban de las agujas del reloj de pulsera, al que maldecían  sin remisión pero la gran mayoría  paseaba relajada y animada, bebiendo de las agradables luces que el inminente ocaso estaba proyectando a modo de réquiem solar.

Contemplar el mundo exterior era su máximo (y único) placer. Lo llevaba practicando desde hacía tantísimo tiempo, que más que su juego, se había convertido en su deporte.

Sonrió con la demencia reflejada en las comisuras de sus labios al repetirse por enésima vez que ellos no eran conscientes de que él les estaba observando. Es más, con casi total probabilidad, no sabían siquiera de su existencia. Eran ajenos a él y eran presa de sus atentos ojos. Estúpidos ignorantes.

 Desde su obervatorio particular, no existía  gesto lo suficientemente imperceptible, ni roce lo suficientemente bien disimulado como para burlar sus sentidos. Estaba seguro y a salvo en su santuario, donde era libre de visulumbrar, de advertir, de estudiar a su bullicioso enjambre. . De memoria conocía ya todos los tipos de besos existentes, todas las expresiones, andares, miradas y pensamientos que formaban parte del día a día de sus vacías marionetas.


Aquel día, como todos los anteriores, había tomado las precauciones ocasionales: Se había guarecido tras la tela de la cortina cuidadosamente, de modo que si a alguno de los "ajenos" le daba por alzar la vista con la intención de detectarle, difícilmente lo conseguiría.

Rió a carcajadas: Se sentía como un Dios inalcazable que vigilaba todas las palabras, pasos y acciones de sus fieles. Se compadeció de ellos por una milésima de segundo, pero pasado un instante se reafirmó en su postura: "Eligieron la forma errónea de vivir".

Él había renunciado largo tiempo atrás a su vida "individual" en pro de ser lo que ahora era: un contemplador, un Dios. Mientras que ellos sólo eran dueños de sus respectivas vidas, él era amo de todas ellas. A lo largo de los años, su actividad se había ido transformando en un ritual al que había dedicado su valioso tiempo y esfuerzo. Apuntaba todo atisbo de intérés en su libretas, dibujaba las caras y figuras de los ciudadanos y compilaba toda la información para aprenderla y revisarla de noche a la luz de las velas.

De pronto, algo captó su atención poderosamente por primera vez en meses. Emocionado, comenzó a buscar el hallazgo que había hecho saltar la alarma de sus sentidos. Hizo un barrido exhaustivo con sus ojos y finalmente dió con la causa de su éxtasis.

Una muchacha desconocida.

Se le detuvo el pulso por un segundo. Estudió sus delicados rasgos, su pelo castaño largo y sus ojos verdes con énfasis. Recorrió la forma de su cuello, sus pómulos de porcelana, sus pestañas, su pequeña nariz, sus esbeltas piernas, sus brazos, sus hombros, su forma de andar... Sin resultado.

A gran velocidad, se separó de la ventana y comenzó a pasar impacientemente las páginas de la libreta titulada "Mujeres: 15-20 años" y comenzó a comparar las caras dibujadas por él mismo con la de la desconocida. Ninguna coincidía.

Su corazón, detenido hacía apenas unos instantes, ahora golpeaba contra su pecho con una fuerza insospechada. Hacía mucho tiempo que no veía una cara nueva y menos una tan hermosa.

Observó la suavidad de sus formas, y su belleza prematura sin perder el más mínimo de los detalles. Ya no era una niña, pero todavía no era una mujer. Era sin duda el espécimen más delicioso que había contemplado a lo largo de los años y eso a su vez se convertía en el acontecimiento más importante de toda su vida. Por primera vez, todo lo demás desapareció de su mente. El espacio vacío se rellenó súbitamente con su imagen: su tez, sus delicadas humanas, su jovial andar, su cautivador parpadeo...

Se sintió ridículo de pronto: se recordó a los muchachos  que caminaban de la mano con otras chicas a los que miles de veces había espiado con curiosidad y algo en su fuero interno sintió miedo por la nueva sensación que estaba experimentando todo su ser.

Tragó saliva y trató de ser dueño de sus emociones pero se vio incapaz. La sóla presencia de la desconocida estaba provocando en él más felicidad que toda la que le había proporcionado estudiar y analizar a sus marionetas. ¿Qué había estado haciendo durante tantísimo tiempo...? Pensar que podría haber dedicado todo ese tiempo a buscarla a ella... Sólo entonces entendió que el motivo de dedicar su existencia a observar había sido el de encontrarla a ella.

Estampó la frente contra el cristal hasta hacerse daño. Había malgastado su vida, su juventud, su persona y humanidad... ¿Para qué? Para nada.
Tratando de aparcar a un lado sus turbulentos sentimientos, volvió a dirigir la mirada hacia la desconocida. ¿Cómo podía tanta perfección estar contenida en un sólo ser...? Cuanto más se deleitaba con ella, más en paz se sentía consigo mismo. Comenzó a sonreír sin darse cuenta y a sentirse dichoso de haber dado con ella.

Justo en ese momento, ella alzó la vista hacia él. Sus ojos se encontraron durante apenas un momento, pero fue el más importante de su vida. De nuevo su corazón se olvidó de latir. No solo era la primera vez que le observaban a él, sino que era la primera vez que le miraban unos ojos tan hermosos. Ella le dedicó una gentil sonrisa en sus labios, sólo para él.

Nadie lo vió venir: sólo el chirrido de los neumáticos anunció el  súbito frenazo del automóvil.

El cuerpo sin vida de la desconocida salió proyectado a gran velocidad metros más adelante, tiñendo el pavimento de carmesí.

Reaccionando al instante, sin tiempo para pensar, abrió la ventana por primera vez y el abatir de los goznes oxidados le recordaron al accidente, pero ya poco importaba.

Ya fuera para reunirse con sus bienamadas marionetas, ya fuera para poner fin a su existencia sinsentido, ya fuera para contemplar por última vez a su amada, de un salto se precipitó al vacío."



 "Cuando te has marcado un  objetivo,

conseguirlo es el placer de la victoria.

Algún día llegará la derrota:

No te lamentes"

9 de enero de 2011

"The long way of Drums"

Adiós a las vacaciones de Navidad -.-´´ (¿De verdad siempre son TAN cortas?) En fin... toca volver a la rutina, a madrugar, a asistir a clase, a estudiar, a hacer exámenes... Me da pereza solo de pensarlo.
Con lo bien que estaba yo en casita disfrutando tooodo el tiempo de mi juguetito...                           
¿Qué juguetito, preguntas?


Mi nueva y flamante batería :D Aunque yo prefiero llamarla Yama-kun xD


Envuelta en dos cajas de cartón como dos demonios de Khorne, me esperaba este artefacto, este artilugio, que tantos "Puta guapada" me está haciendo decir para mis adentros.
El "cómo llegó a mis manos" se lo dejo a sus Majestades de Oriente que me han hecho el mejor regalo que me podían hacer. El agradecimiento por esta maravilla es sencillamente supremo.
Aunque aún tengo mucho que estudiarme de las posibilidades que me ofrece Yama-kun, poco a poco le estoy cogiendo el tranquillo y puedo atreverme a decir que se me dá bien!! :D

En tan sólo dos días y medio, ya estoy manos a la obra con el instrumento. ¡Estoy flipadísimo! Estoy con "The Legendary Theme" (mi canción!) y con "Maybe I´m a Lion" aunque no negaré que me he atrevido ya con alguna de Metallica, Led Zeppelin, Extremoduro y hasta el inicio de "Chop Suey" de System of a Down. En mi arrogancia, intenté "Metropolis: Pt1. The Miracle and the Sleeper" de mis bienamados Dream Theater con nefasto resultado XDD. Aunque tengo mucho que dominar, me urge pillarme unos buenos cascos, de aquí a un tiempecillo un ampli y de aquí a un laaaaaaaaaaaargo tiempo, enterarme de como meterle un doble bombo y otro crash. Pero tengo muuuuucho que descubrir aún de esta fantabiliosa adquisición que, ciertamente necesitaba ^.^

Estoy deseando que cierto guitarrista y yo nos reunamos pronto para interpretar, que es el objetivo principal. Hasta entonces, ¡A entrenar duro!

¡¡¡SOY BATERÍAAAA!!! XDDDDDD. He encontrado un video que resume bastante bien mi reacción al encontrarme con la batería el día de Reyes:





Concluyo como siempre con un haiku de "La espada del inmortal":


"La vida: en pos de sus maravillas.

La vida: conocer sus defectos.

Vivir no lleva a ninguna parte...

Es como pétalos marchitos en las noches de Primavera."